He dicho muchas veces en este blog que llevamos décadas de cambiar la mentalidad católica. Muchas de las cosas que vemos , toleramos y transigimos hubieran sido impensables para un católico consecuente de hace 60 años.
Es la lógica del indiferentismo. Si todas las religiones son iguales, si todas las opiniones son respetables sean las que sean y vengan de donde vengan. Conclusión; lo importante es ser libre para opinar y creer en lo que me de la gana. Eso sí diremos que el relativismo es muy malo, pero a la vez defenderemos el más absurdo relativismo bajo la careta de la tolerancia. Así nos va.
También últimamente se ha puesto de moda entre muchos católicos , de los que parecen “conservadores” decir aquello que gritaron los enemigos de la Iglesia y de Cristo: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Les dejo con la entrada de Luis Fernando de infocatólica así lo entenderán mejor:
Hace unos minutos, en la Cope, cadena propiedad de la Conferencia Episcopal Española, José Luis Restán ha adelantado que hoy en El Espejo van a hablar de una iniciativa de los focolares, consistente en introducir la fraternidad en la política.
Y explica: Chiara Lubich dijo que la libertad y la igualdad ya habían llegado a la política, pero no la fraternidad. Ahora eso va a cambiar.
Como no me acabo de fiar de mi capacidad de comprender lo que oigo en según qué sitios, he buscado algo sobre este asunto y me he encontrado este enlace reciente de Alfa y Omega:
Empieza así:
Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, siempre se refería a la fraternidad cuando pisaba terreno político, sobre todo, en los parlamentos e instituciones que visitó a lo largo de su vida. Solía decir que tras la Revolución francesa y hasta nuestros días, la libertad y la igualdad se han ido desarrollando como verdaderas categorías políticas, algo que no sucedió con la tercera pata del trinomio: la fraternidad. Y abundaba: solo las tres juntas podrían dar como resultado una política que responda a los problemas de hoy.
Preocupado estaba cavilando sobre cómo es posible que, tras la clara oposición entre el mundo que surgió de lo ocurrido en Francia en 1789 y la visión católica tradicional del Reino de Dios, ahora parezca que ambas realidades pueden ir de la mano. Y entonces llego a este discurso de Benedicto XVI a los miembros de la curia romana del 22 de diciembre del 2006. Dijo entonces el papa emérito:
En el diálogo con el islam, que es preciso intensificar, debemos tener presente que el mundo musulmán se encuentra hoy con gran urgencia ante una tarea muy semejante a la que se impuso a los cristianos desde los tiempos de la Ilustración y que el concilio Vaticano II, como fruto de una larga y ardua búsqueda, llevó a soluciones concretas para la Iglesia católica.
Se trata de la actitud que la comunidad de los fieles debe adoptar ante las convicciones y las exigencias que se afirmaron en la Ilustración. Por una parte, hay que oponerse a una dictadura de la razón positivista que excluye a Dios de la vida de la comunidad y de los ordenamientos públicos, privando así al hombre de sus criterios específicos de medida. Por otra, es necesario aceptar las verdaderas conquistas de la Ilustración, los derechos del hombre, y especialmente la libertad de la fe y de su ejercicio, reconociendo en ellos elementos esenciales también para la autenticidad de la religión.
Alguno me preguntará: ¿se te ha ido la preocupación? Y mi respuesta es: ¡Totalmente! Ahora lo comprendo todo. Absolutamente todo.
Y ante lo que comprendo, ¿qué tengo que decir? Sólo una cosa. Ayer, hoy y siempre:
¡Viva Cristo Rey!
http://www.infocatolica.com/blog/coradcor.php/1810221216-libertad-igualdad-fraternidad
Empanada mental. Es lo que tienen hoy nuestros pastores. Ha triunfado la contradicción. Decir una frase y a continuación la contraria. Así cada uno se queda con lo que quiere. Llevamos mucho tiempo así. No me extraña que la gente haya perdido la fe.
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La Ilustración es uno de los mayores engendros que ha parido el hombre, es origen y madre asquerosa del modernismo.
Y en cuanto a Benedicto, solo puedo decir que el día que dijo lo que aparece en el artículo, no había tomado la medicación.
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