Sobre lo que ha dicho el Pontífice en el avión referente al aborto.
Francisco ratificó que la Iglesia no es que está en contra del aborto “por la religión”, sino porque es un “problema humano que es estudiado por la antropología”, al ser consultado del debate sobre el asesinato de niños por nacer en Irlanda y Argentina, durante una conferencia de prensa en el avión de regreso a Roma tras participar del Encuentro Mundial de las Familias en Dublín, el 26 de agosto.
“Sobre el aborto, ustedes saben qué se piensa. El aborto no es un problema religioso. Nosotros no estamos contra el aborto por la religión, no. Estudiar el aborto comenzando por el hecho religioso es pasar por encima del pensamiento. El problema del aborto es estudiado por la antropología”, precisó el Pontífice.
El Papa recordó “siempre el problema antropológico sobre la eticidad de sacar un ser viviente para resolver un problema, pero esto va en la discusión”. “Yo no permito nunca que se comience a discutir, donde sea, el problema del aborto, con el hecho religioso. Es un problema antropológico, es un problema humano”, reiteró.
Fuente Aci Prensa
Para aclarar estos conceptos consultamos con Alonso Gracián que publica en su muro:
La ley natural es la misma ley eterna, sabiduría de Dios que ordena al hombre a su fin último;
-en cuanto conocida por la razón natural, es ley natural.
-en cuanto conocida sobrenaturalmente por la fe, es ley divina.
…
“Esta ley eterna es conocida tanto por medio de la razón natural del hombre (y, de esta manera, es ley natural), cuanto —de modo integral y perfecto— por medio de la revelación sobrenatural de Dios (y por ello es llamada ley divina).” (Veritatis splendor, 72)
Tanto en cuanto ley natural como en cuanto ley divina, la ley eterna ordena al ser humano a su fin último, que es Dios.
Luego no hay nada, en la ley natural ni en la ley divina, que no sea religioso, es decir, que no esté ordenado por Dios a Dios mismo. No existe, en verdad, contra la opinión personalista, una “ética no religiosa” o meramente antropológica al margen del deber religioso de todo hombre, que es ordenarse a Dios.
Hablando con lenguaje de derechos, podríamos decir que el aborto es más grave aún porque impide el derecho sobrenatural del feto a limpiarse del pecado original y recibir la gracia de la justificación. No es que sea un derecho estricto, claro, es un derecho en el sentido de que Dios quiere que todos se salven (1 Tim 2, 4) y no tenemos derecho a privar a una persona no nacida de su redención. Impedimos que Dios opere en él la aplicación de los méritos de Cristo, y eso es sin duda alguna una injusticia contra Dios y contra el niño en cuanto bautizado potencial.
Algunos consideran que son mártires de la cultura de la muerte.
Me gustaMe gusta