“Es bastante obvio que el liberalismo, y más en su versión religiosa, ha escandalizado a muchos. Es decir, ha hecho tropezar a muchos cristianos. Ha inducido a confusión. Ha sido causa de extravío para muchos católicos, sin excluir clérigos ni obispos, desviándolos por los caminos del catolicismo liberal.
Cuando un sacerdote te justifica las desviaciones liberales de otros sacerdotes y te dice que mientras no sea dogma de fe, cada uno podemos opinar lo que queramos realmente te das cuenta que estás hablando con otra víctima. La ingenuidad con que algunos católicos ven las ideologías y filosofías que desfiguran la fe es increíble.
Una de las causas de este catolicismo liberal está en el semipelagianismo de aquellos cristianos más sensibles a los halagos del mundo y más temerosos de sus condenaciones o persecuciones.
El Padre Félix Sardá i Salvany, observa cómo la iniquidad liberal instalada en la mente de sacerdotes y obispos se convierte en motivo de escándalo, es decir de tropiezo, de los fieles que, por ese motivo, terminan por encontrar aceptables las opiniones liberales.
A aquellos hombres de Iglesia que han sucumbido al contagio liberal le son aplicables las palabras de Jesús:
“vosotros por de fuera parecéis justos a los hombres, mas de dentro estáis repletos de hipocresía y de anomía” .(1)
La laicidad no es premisa del orden cristiano, sino consecuencia de sus principios. La apelación al derecho natural no es concluyente en la medida en que es negada su existencia y el auxilio divino para confirmarlo. La laicidad sólo quedará asegurada tras una nueva evangelización de la política.