María, pues, es la obra maestra del Todopoderoso, cuyo conocimiento y posesión Él se ha reservado para sí. María es la Madre admirable del Hijo, que se ha complacido en humillarla y en ocultarla durante su vida para favorecer su humildad, llamándola mujer, como a una extraña , si bien en su corazón la estimase y la amase más que a todos los ángeles y a todos los hombres juntos. María es la fuente sellada, en la que sólo puede entrar el Espíritu Santo porque es su esposa fiel. María es el santuario y el descanso de la Santísima Trinidad, en donde Dios se encuentra más magnífica y divinamente aposentado que en ningún otro lugar del universo, sin exceptuar su morada entre los querubines y los serafines, y en la que a ninguna criatura le es permitido entrar sin un gran privilegio.(San Luis María Grignon)
¡ que arda tu corazón!
“La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu
humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación
sublime detenga las distracciones de mi fantasía
vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su
presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón
abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a
tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de
Dios mi adorno y suplemento. “
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