Uno de los principales problemas con el que se encuentra el católico actual, es la falta de conocimiento de los Padres de la Iglesia, AQUELLOS HOMBRES VALEROSOS, que fieles a la verdad supieron marcar el camino seguro para el crecimiento de la Iglesia
Uno de los grandes Padres de la Iglesia de Oriente , fue San Máximo. un monje, al que la tradición cristiana le otorgó el título de Confesor , porque supo , incluso con el sufrimiento, defender la integridad de su fe en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, Salvador del mundo.
San Máximo nació en Palestina, la tierra del Señor, en torno al año 580. Desde su adolescencia se orientó a la vida monástica y al estudio de las Escrituras.
El punto principal del pensamiento de san Máximo y vemos que en él está en juego todo el ser humano; está en juego toda nuestra vida, es el misterio de la libertad humana.
“El grado máximo de la libertad es el “sí”, la conformidad con la voluntad de Dios. El hombre sólo llega a ser realmente él mismo en el “sí”; el hombre sólo llega a estar inmensamente abierto, sólo llega a ser “divino” en la gran apertura del “sí”, en la unificación de su voluntad con la voluntad divina. Adán deseaba ser como Dios, es decir, ser completamente libre. Pero el hombre que se encierra en sí mismo no es divino, no es completamente libre; lo es si sale de sí; en el “sí” llega a ser libre. Este es el drama de Getsemaní: no se haga mi voluntad, sino la tuya. Cambiando la voluntad humana por la voluntad divina nace el verdadero hombre; así somos redimidos.”
Es un misterio que pone en lucha la voluntad del hombre, que se doblega o se rebela frente a la voluntad de Dios.
¡ que arda tu corazón!