Hace días leíamos en un periódico muy de fiar, la opinión de un experto sobre qué se esconde detrás de la batalla de los amores de Leticia. “Hay un interés por cargarse los sacramentos y la doctrina católica de la gracia “decía más o menos el titular. Pero apuntaba a que esto era solo el principio.
Detrás se esconde, decía el articulista, un interés especial por la Humane Vitae, esa encíclica tan molesta , que nadie predicó ni predica, al contrario de la exhortación AL, que la oyes citar hasta en la última charla y homilía. Es como si la moral matrimonial acabara y empezara con la AL.
Pueden leer el artículo completo aquí:
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Pues bien, resulta que este señor, Edwar Condon, no anda muy descaminado porque ya tenemos al primero que ha roto el hielo y no es ni más ni menos que el P. Maurizio Chiodi , recientemente nombrado miembro de la Academia Pontificia de la Vida. Academia que ya está empezando a dar sus primeros “frutos”…
“El Chiodi aseguró que hay «circunstancias -me refiero a lo indicado por Amoris Laetitia, capítulo 8- que precisamente por el bien de la responsabilidad, requieren anticoncepción».
Cuando «los métodos naturales son imposibles o inviables, es necesario encontrar otras formas de responsabilidad», argumentó el p. Chiodi en su conferencia titulada: Relectura de Humanae Vitae (1968) a la luz de Amoris Laetitia (2016).
En tales circunstancias, dijo, «un método artificial para la regulación de los nacimientos podría ser reconocido como un acto de responsabilidad que se lleva a cabo, no para rechazar radicalmente el regalo de un niño, sino porque en esas situaciones la responsabilidad llama a la pareja y la familia a otras formas de bienvenida y hospitalidad”.
Claro que sí, ¿por qué no?, sigan ustedes jugando con el lenguaje, que al final no quedará piedra sobre piedra.
Pero no importa, mientras sigan interpretando todo en la hermenéutica de la continuidad no hay nada de qué preocuparse… Con estos pastores , ¿quien necesita al lobo?
¡ que arda tu corazón!
?Que te voy a contar, Belén, que no sepas? !Café para todos! Cegando las fuentes de la vida, en lugar de fomentar la castidad y la continencia. Depravación total.
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