Decía S. Josémaría que cunde el fenómeno de las “cátedras estafadoras”, que aparaguandose bajo la etiqueta de “teología católica” propagan doctrinas de confusión: cuando menos ambiguas, cuando más heréticas.
Hoy abundan los pastores amedrentados, débiles, claudicantes, con falta de autoridad, que han olvidado que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
Los pastores ya no se preocupan de las ovejas, no despiertan a los perros cuando viene el lobo, las hierbas venenosas invaden los pastos, pero los pastores creen que un poco de discernimiento , no vendrá mal. Hoy muchos pastores, son perros mudos. Hoy a la cobardía la llaman prudencia
Se escudan en premisas de que la Iglesia ahora no está peor que hace 40 años, por lo tanto para qué ladrar, también se escudan en un falso providencialismo de la indefectibilidad de la Iglesia y van felices por el mundo, cuando los fieles mueren envenenados por tanto relativismo y herejías.
“Hermanos en el episcopado, que compartís conmigo la responsabilidad de custodiar la «sana doctrina» (2 Tm 4, 3), con la intención de precisar algunos aspectos doctrinales que son decisivos para afrontar la que sin duda constituye una verdadera crisis…
“El Catecismo presenta la vida moral de los creyentes en sus fundamentos y en sus múltiples contenidos como vida de «los hijos de Dios». En él se afirma que «los cristianos, reconociendo en la fe su nueva dignidad, son llamados a llevar en adelante una “vida digna del evangelio de Cristo” (Flp 1, 27). Por los sacramentos y la oración reciben la gracia de Cristo y los dones de su Espíritu que les capacitan para ello” ( Veritatis Splendor)